viernes, 7 de diciembre de 2012

Clara Campoamor La mujer olvidada

La primera mujer española que habla ante unas Cortes legalmente convocadas. Una de las pocas licenciadas en derecho del país, es  la primera mujer que intervino ante el Tribunal Supremo y que desarrolló trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas a los derechos de la situación jurídica de las mujeres en España.

Hija de un contable y una costurera, nació en el barrio madrileño de Maravillas el 12 de febrero de 1888, desempeño varios trabajos como telefonista, funcionaria de correos, o periodista del periódico Tribuna, trabajo que le permitió conocer gente y donde empezó a interesarse por la política. A los 36 años se convierte una de las pocas abogadas españolas.
Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la academia de Jurisprudencia, defendiendo la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.
En 1928 crea junto a compañeras de otros países europeos la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, que todavía existe con sede en París y trabaja junto a Victoria Kent y Matilde Huici en el Tribunal de Menores.

En 1931 fue elegida diputada, (las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) integrando las listas del Partido Radical, que se proclamaba liberal, laico y democrático.
Formo parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva Republica, es allí donde lucho eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas, el divorcio y el sufragio universal, lo consiguió todo, excepto lo relativo al voto que tuvo que debatirlo en el Parlamento.

Desde su tribuna ejerce una defensa implacable del sufragio femenino en España, con la oposición de sus propios compañeros de partido y de otra diputada socialista, Victoria Kent que defendía el “no”, argumentando que las mujeres están influenciadas por la iglesia y votarían a la derecha. Sin embargo la derecha (contraria a la emancipación de las mujeres) apoya a Clara por los motivos que define Victoria.



Clara Campoamor se mantiene fiel a sus principios, y defiende el derecho de las mujeres a ser consideradas ciudadanas por encima del sentido de su voto.

Después de una apretada victoria, entra en la Historia como principal artífice de la inclusión del voto femenino en España.
…..y así, recogido en el artículo 36 de la Constitución de 1931, se dispone: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”.

En diciembre de 1933 es nombrada Directora General de Beneficencia, al año dimite de este cargo por discrepancias con el Ministro. En 1933 no renueva su escaño.  En las elecciones de 1934, la CEDA es vencedora, y toda la izquierda culpa de su derrota a Clara Campoamor.   Es su muerte política……
Sin embargo en 1936, las urnas dan la mayoría a la izquierda….. (No hay nada que decir…¿?)
En Asturias tiene lugar la rebelión, y marcha a Oviedo para socorrer a los hijos de los mineros muertos o encarcelados. Tras esta dura represión, sumado al poco interés de su partido en cuestiones referentes a la situación de desigualdad de las mujeres, la lleva a salir del mismo.
Ese mismo año intenta unirse a Izquierda Republicana,  y su admisión fue denegada…
Es entonces cuando escribe y publica en mayo del 35 “Mi pecado mortal. El voto femenino y yo”
 Tras el golpe militar del 1936, Clara se exilia en Francia, Argentina y Laussanne, donde muere en abril de 1972, sin haber tenido la oportunidad de regresar a España, tal como era su deseo, ante las condiciones impuestas por el gobierno franquista. Sus restos se encuentran en San Sebastián, donde fueron traídos años mas tarde.


La película “La mujer olvidada” refleja fielmente la extraordinaria historia de esta mujer y viéndola, me doy cuenta de las dificultades que tuvieron mi madre o más aun mi abuela (entre tantas), siendo consideradas poco mas listas que una oveja. Cuestiones que hoy día parecen muy evidentes y que sin embargo no lo eran, no hace tanto. Mi madre me recuerda a veces que la primera vez que ella pudo “decidir” (ir a votar) tenía casi 40 años, este entre otros testimonios, me hacen sentir un pavor vertiginoso. No me considero para nada feminista, como tampoco machista, dado que ambas actitudes amparan la superioridad de uno sobre el otro. Prefiero acogerme a una igualdad de seres humanos, de cualquier color o edad, que entienden sus diferencias y son conscientes de ellas, en el tiempo o en especie, y que veneran esa  diversidad honrándola y respetándola.



 

2 comentarios:

  1. Asumió la defensa de algunos de los implicados en la Sublevación de Jaca, entre los que estaba su hermano.
    Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva República e integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento, enfrentándose a Victoria Kent.
    Tras conseguir el voto femenino abandono su partido por los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias y aunque intento unirse a la Izquierda Revolucionaria no fue admitida, entonces público Mi pecado mortal, El voto femenino y yo
    Al estallar la guerra civil se exilio y en 1937 publicó en Paris La revolución española vista por una republicana. A finales de la década de 1940 intento regresar a España pero se encontró que estaba procesada y murió en Suiza en 1972 ciega y enferma de cáncer.

    Se torturaba a los acusados en las prisiones; se fusilaba a los presos sin formación de causa en los patios de los cuarteles y se cerraban los ojos a las persecuciones y atrocidades perpetradas por la policía durante aquellos dieciséis meses (Sobre la represión del levantamiento revolucionario de Asturias, en 1934

    No solo fue Clara Campoamor la gran mujer olvidada, junto con ella entran figuras tan importantes como Victoria Kent, Maruja Mallo, Remedios Varo y con ellas miles de mujeres creativas y luchadoras que por la condición de ser mujeres se las minimizo y relego a un papel supeditado al hombre.

    Ceramicagreda.blogspot.com

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  2. Feminismo, de hecho no significa la mujer como sexo superio, defiende la igualdad de la mujer respecto del hombre. Si que hay otro movimiento que considera a la mujer superior, llamado hembrismo. No confundamos conceptos.

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