jueves, 22 de septiembre de 2016

1905 silueta S

La moda del siglo XX comienza en el año 1900 con la llamada silueta S, debido al corse que empujaba los pechos hacia arriba, estrechaba la cintura y sus faldas ajustaban la cadera y las ensanchaba en forma de campana al llegar al suelo. En el mundo laboral empiezan a incorporarse los trajes sastre y el corte con influencia masculina para las mujeres.

 Los vestidos seguían siendo largos, cubrían los zapatos, las plumas y los encajes hacían furor; destacaron los grandes sombreros, con infinidad de adornos y ornamentos. La moda prácticamente solo fue seguida por las clases altas y medias. En 1908, la silueta fue mucho más recta, sin marcar tanto la cintura, y se produjo una oleada de orientalismo debido a los diseños de Paul Poirett y los ballets rusos.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Elspeth Beard La vuelta al Mundo en BMW

Sintió la llamada motorista a los 16 años, después de que un amigo le enseñara a montar en moto en la llanura de Salisbury.
Su primera moto fue una Yamaha 100 y pronto se graduó a una Honda 250. Se encontró cómoda para moverse por Londres, pero, después de un tiempo, sintió la necesidad de algo más grande. "He trabajado durante meses en un bar y he guardado dinero para comprar mi BMW"


Con 24 años, en el año 1980, se compró una BMW R60 del año 74 con 45.000 km y comenzó a viajar por Escocia e Irlanda. Combinaba su afición a la moto con los estudios de arquitectura y, además, trabajaba en un pub en el centro de Londres para costearse la carrera y para pagar sus viajes.

La primera etapa de su gran viaje fue de Londres a Nueva York, pagó 99 libras por su billete y 175 por enviar la moto en un cajón. Desde allí viajó a Canadá, atravesando después todos EE.UU hasta llegar a México y vuelta a los Ángeles para embarcar hacia Australia. Mientras llegaba la moto ella recaló en Nueva Zelanda, recorriendo el país a pie.

En Sydney se le terminaron los fondos y estuvo trabajando en un estudio de arquitectura, ahorrando para poder continuar el viaje. Después de varios meses viviendo en un garaje, no sólo consiguió ahorrar sino que, en su tiempo libre, se construyó unas maletas de aluminio para su BMW.


Cerca de Townsville tuvo el primer accidente del viaje: una caída en un camino de tierra que la dejaría bastante tocada pero, afortunadamente, su determinación de seguir el viaje seguía intacta. Su casco, un Bell, le salvó la vida. Pasó dos semanas en un hospital antes de continuar hacia el Norte y luego dirigirse al Sur por el desierto interior, visitando Ayers Rock (Monte Urulu) y la llanura Nullarbor hasta Perth.

Desde Perth la moto viajó en barco a Singapur pero Elspeth no se quedó sentada en el puerto de destino a esperar su llegada, dedicó ese tiempo a explorar Indonesia a pié.

En Singapur sufrió un nuevo golpe pero este de índole bien distinta, un robo. Todos sus documentos desaparecieron: pasaporte, visados para los países que iba a atravesar, documentos de importación de la moto… todo. Se vio obligada a permanecer allí durante seis semanas mientras conseguía reponer toda la documentación.

Pero Elspeth no se rindió ante la adversidad y, una vez  tuvo los nuevos documentos en la mano se dirigió a Tailandia y Malasia atravesando Chiang Mai y el Triángulo Dorado.
Atravesó Birmania, cosa que hoy resulta imposible y, al volver a Penang para embarcar la moto a India, tuvo su segundo accidente a causa de un perro que salió corriendo tras un camión. Ella y su moto acabaron chocando contra un árbol. Esta vez, aunque con diversas magulladuras quedó, más o menos, intacta. Esto la detuvo durante quince días. Pero, como siempre, el destino le deparaba una sorpresa porque las dos semanas de recuperación las pasó con una familia pobre tailandesa, la familia en cuyo jardín estaba el árbol contra el que había chocado. “Ellos no hablaban una palabra de inglés ni yo una palabra de thai”.
Elspeth se sorprendió al ver algunos restos del perro que había matado en la cocina de la casa y aún más al saber que, lo que faltaba, ya se lo habían comido entre todos, ella incluida.
 “Entendí por qué estaban dispuestos a cuidar de mi: les había procurado alimento para varios días


Ella misma reparó la moto “saqué el cilindro, enderecé los vástagos lo mejor que pude y envolví el cilindro en juntas para obtener la suficiente compresión”.
En India rodó por Calcuta y Katmandú donde se encontró con sus padres después de dos años. Quedaron sorprendidos al verla tan delgada y desmejorada. En Katmandú conoció a Robert, un holandés que viajaba también en BMW y decidieron que harían el viaje de regreso juntos. Pero antes aún tuvo tiempo de recorrer parte del Himalaya caminando y de recorrer en solitario la India.

Salir de la India fue una pesadilla. El asalto al templo sij de Amritsar (cerca de la frontera con Pakistán) y el asesinato de Indira Gandhi por su propio guardaespaldas sij, habían puesto al país patas arriba. Como resultado se requería un permiso especial para pasar por la región del Punjab pero, lo que los políticos habían decretado, los funcionarios tardaron en ejecutarlo. Esto trajo consigo que un numeroso grupo de ciudadanos estuvieran esperando durante semanas por un permiso administrativo que aún no existía. Al final, harta de esperas y de aquella situación kafkiana, Elspeth se fabricó su propio permiso para poder salir del país. Como los guardias de la zona del Punjab sabían de la exigencia del permiso pero nunca habían visto ninguno, la treta surtió efecto y pudo, por fin, entrar en Pakistán.
Después de atravesar Pakistán, Elspeth y Robert llegaron al Irán post-revolucionario con un visado de tan sólo siete días para atravesar el país. Las carreteras eran buenas, con un asfalto impecable pero estaba enferma de hepatitis y apenas podía mantenerse en pie. La marcha se retrasaba de forma agónica.
Sin freno trasero a causa de una fuga de aceite sobre el tambor, enferma y portando su casco Bell a modo de burka durante todo el día (la confundían con un hombre), llegaron a la frontera turca tan sólo dos horas antes de que expirasen los visados.
En Turquía pasó un tiempo recuperándose y reparando la BMW. Cuando salió de Inglaterra Elspeth era una mujer joven, hermosa y atractiva que pesaba 65 kg. Al llegar a Turquía mostraba las cicatrices de un viaje duro y apenas pesaba 40 kg.
Recuperada física y anímicamente regresó a Europa después de tres años y 70.000 km. El motor de la BMW se desarmó y se reconstruyó por completo dejando la moto en orden de marcha hasta la actualidad.

Elspeth Beard aún monta en moto y ha sido propietaria de varias BMW. Después de una R 1100 GS, regresó a las clásicas con una R 80 GS de 1998 básica, de las últimas de su especie. Además tiene una R75/5 del 74 en estado impecable y una Yamaha Serow (XT) para sus salidas al campo.
Después de la vuelta al mundo terminó su carrera de arquitectura y se ha dedicado a ello hasta hoy. Algunos de sus proyectos son verdaderamente espectaculares. Podéis visitar su web profesional en http://www.elspethbeardarchitects.co.uk/


Aquí podeis ver un vídeo que encontré en youtube, donde ella misma habla de su aventura:


Otras fuentes: 




jueves, 1 de septiembre de 2016

Laia Sanz, Quien tiene la voluntad tiene la fuerza

Me deleitado con la lectura de este libro, una historia de la carrera mas dura del mundo del motor, el Rally Dakar, (y mi favorita) contada por Laia Sanz, de como llego al TOP 10 en esta prueba.

Para mi, todos los participantes de esta prueba son EXCEPCIONALES, todos. Pero que una mujer logre ese puesto es especialmente emocionante para mi.

He descubierto una mujer que aunque cauta es muy entusiasta, aunque tímida también intrépida, aunque prudente también arriesgada. He conocido etapas de esa carrera y anécdotas muy curiosas. Momentos duros alli vividos por todos los participantes y particularmente vividos por Laia. Gracias por contárnoslos.

Me alegro de que tengas unos padres con "mente abierta" Laia y que tuvieras las mismas oportunidades que tu hermano. La Historia habla por si sola...nos han cerrado circuitos, nos han prohibido montar en moto, nos han negado licencias, nos han expulsado de carreras, nos han censurado, hasta nos han prohibido vestirnos con pantalón y encima !nos multan por ello!...lo dicho la historia habla por si sola. Por supuesto hoy dia, (gracias a Dios...o no sé a quien) ya no es tanto así. Te preguntas en el libro (varia veces) ¿porque son las mujeres las que te animan con ese fervor? para mi está claro, estas pisoteando todos esos prejuicios, estas tirando por tierra muchas formas de ver las cosas, estas callando bocas y liberando mentes.
Quizas yo no soy capaz de hacerlo, pero ademas de voluntad y fuerza, gracias a ti, soy más libre para decidirlo.


Nada de "motero" o "motera". Yo soy motorista. Me gusta esa palabra porque significa "persona que practica el motorismo"... y punto pelota. Tu le das el máximo significado a esa definición.


Por todo ello he disfrutado mucho con este libro, porque ademas me apasionan las motos y su mundo, y quizás por eso también he llorado, y mucho, leyendo este libro..... de alegría y de emoción.
Solo espero que nos cuentes tu aventura cuando seas el numero 1 del Dakar.

Para conocer más sobre Laia Sanz: http://www.laiasanz.com   (atención al palmares)