Sostiene el escritor Fernando Iwasaki que fue en el París de los años veinte cuando el flamenco salió al mundo, en aquella apoteosis de arte y literatura que describe Hemingway en su célebre París era una fiesta. Picasso, Ezra Pound, Matisse, Juan Gris o André Breton desarrollaron su creatividad con el fondo sonoro de tres músicas de raíz que se generalizaron en aquel escenario: el tango, el jazz y el flamenco. Pero, mientras que el tango y el jazz adquirieron condición internacional y se establecieron como arte de referencia en los principales países del mundo, el flamenco perdió el salto, tal vez por la turbulenta situación política de entonces.La declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad brindará ahora al flamenco esa posibilidad, la de ocupar por fin su sitio en el universo musical de la humanidad. Para mi era algo obvio, pero como he dicho antes, yo no soy imparcial. El escritor, flamencólogo y Premio Nacional, Félix Grande, explicó en una entrevista, la importancia de un reconocimiento internacional que "por un lado, es una con validación de cuanto ya se sabe en el mundo de la música de origen popular y en el de la música llamada culta. Y por otro, supone una consolación retrospectiva: el reconocimiento de cuánto han tenido que sufrir los artistas flamencos para tratarse de tú a tú con todos los artistas de las danzas y de la poesía."
Mi particular "gracias" a todos los que han llevado con respeto y orgullo por todos los rincones del mundo al flamenco.