miércoles, 25 de enero de 2012

Un millon de piedras de Miguel Silvestre

En un basto continente como África, la princesa (BMW R1200GS) y él nos cuentan el gran viaje a través, o mejor dicho, dentro, en lo más profundo de ese carismático continente. Empedernido  motero y viajero, que además escribe y describe los sucesos con una vehemencia sincera, con un punto humorístico, y yo diría que a veces con cierto cinismo. Me ha mostrado la África de la burocracia ,de la dejadez, de la miseria, del miedo, pero también la más amable y amigable, y la más indómita.

Frontera a frontera, camino a camino, piedra a piedra, va siguiendo el rastro que dejaron  ignorados exploradores españoles en el planeta, se ha propuesto perseguir sus pasos  pisada a pisada. Haciendo gala de su apellido; silvestre, bravo, salvaje, así es su aventura,  solo espero que nos deleite con muchos más relatos sobre sus viajes.
Durante la lectura de este libro, he recordado a veces, he incluso he vuelto a sacar de la estantería otro de los grades libros, a mi juicio de  Amin Maalolf, de este me quedo con una frase que le viene al pelo a M.Silvestre.
"Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía"…  León El Africano

domingo, 22 de enero de 2012

El lejano Oeste español

Circuito de Almeria

Madrugón… pero yo me paso todo el camino durmiendo como una marmota, despierto ya en el Desierto de Tabernas, me parece que va salir Clint Eastwood detrás de un matorral en cualquier momento, no, no, ohhh estaba soñando algo chulo y ahora ya no me acuerdo, que coraje. Empezamos a descargar las motos y ya veo el circuito "in situ". Esto ya si es un circuito, ahora el de Guadix me parece de juguete, aunque para iniciarse esta genial eso si. Y yo, ni en Guadix ni en Almería ni na, para mi el acojone es el mismo.
 
Mis dos compis están conmigo en la primera tanda, joeee si no fuera por ellos no se qué haría, sin lugar a dudas, sin ellos no habría hecho esto, siempre estaré agradecida!!
La mañana trascurre, y yo sigo intentando hacerlo mejor. No hay descanso a mediodía así que cuando son las 12 y un minuto ya podemos tapear algo, digo las 12 y 1 minuto porque antes está feo ¿no?
En una de las siguientes tandas, en una curva a derechas me entra “un invitado” por mi derecha, (un interior vamos), pero que no le sale bien porque al levantarse choca conmigo, casi me echa de la pista, me ha tocado bien y me duele la pierna asi que me salgo en esta vuelta. A día de hoy solo lo tengo morado, nada serio. En mi preocupación por no querer molestar, porque pienso que quizás estoy interrumpiendo a otros,  no le digo nada, pero el Juani……… si le dijo, no fue nada intencionado y se disculpo. Pero ya me imagino yo a ese diciendo “es que con niñas no se puede venir al circuito  Pues te jodes como Herodes y si no puedes adelantarme a mi que voy recogiendo caracoles,  la llevas claras. Aunque eso lo digo para mi porque luego no soy capaz de decirlo cuando pasa.
 
Entro otra vez, he intento hacer lo que me dicen, descolgarme, descolgarme, tengo que descolgarme más. Por la tarde me voy descolgando poco a poco, pero muuuy poco a poco, y noto mucho más cansancio, una postura nueva para mi, las piernas me tiemblan a veces.
Cuando terminamos empezamos a recoger bártulos y a montar las motos en el carro, la mía va en medio y el Juani se empeña (otra vez) en ponerle la cincha por el asa trasera, aunque la recomendación del Juani2 no es esa (otra vez). De vuelta no paramos ni en los stop, ni a comer una habitas con jamón vamos, aunque yo, de nuevo, imito a la marmota feliz.
Es la segunda vez rodando, P.A. (progreso adecuadamente) pero muy lentamenteeee, lo que me importa es que intento aprender, lo intento, intento soltarme conduciendo, intento más control sobre la conducción. Andando se demuestra el movimiento.
Juani
Juani2
A la llegada nos damos cuenta que mi moto va volcada, al bajarlas vemos que la otra moto sobre la que se apoyo la mía  tiene apenas un rasguño, pero la mía si,  y es que la cincha a tirado tanto que ha partido parte de la aleta del carenado trasero.  Ellos ya están en casa pero yo tengo que tirar para la mía, así que le ponemos cinta americana, bueno … el Juani corta un trocito de cinta y se la pone, lo miro, me mira, en un arrebato le quito el rollo de cinta americana y le doy la vuelta entera pillando el colin entero con la cinta varias veces, lo miro y digo “ahora no se cae”. Por supuesto él trataba de ponerle varios trozos con la mejor intención y evitar estropear mis preciosas pegatinas, sin embargo ellos se miran y comentan si es que, es más de campo… que las amapolas
Ya le puse cinta transparente para que no cante mucho, y ando buscando la misma aleta para sustituirla. Y para que luego no me digan na.... hoy la he dejado impoluta.
Ya voy aprendiendo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Un recuerdo de Imola

Hace unos 8 años (creo), en uno de mis viajes “no programados” de visita a un amigo en Imola,  tuve la oportunidad de conocer a  Marco Lucchinelli. La cuestión es que fue del todo inesperado para mí, es más, al principio ni me sonaba de nada, pero nada, nada.  Máxime cuando ni mi amigo Carlos ni a los demás, los conocía por el tema “moto”. El suceso es que junto a mi amigo fui a cenar a casa de unos amigos suyos, después de presentaciones de todos los asistentes, unas 9 personas creo, estuvimos charlando animadamente todos, pero Carlos me comento (a parte) “ Tú debes reconocer a Marco ¿no?” Mi respuesta fué: Marco? Que Marco??... Ni me lo imaginaba, solo lo conocía por fotos, y esas fotos son de su gloriosa época,  con unos cuantos (muchos) años menos, claro está. Lo encontré demasiado…mayor, por decirlo de forma sutil. En ese momento llevaba el pelo recogido en una coleta y daba más la impresión de un conductor de Harley de los que aparecen en las películas. El asunto es que entonces le pregunte directamente sobre su carrera deportiva, y seguidamente  empezamos a hablar sobre el tema de las motos, cuando le dije que tenía una Special de 250cc casi se cae de la silla, tronchado de la risa, cosa que sinceramente, me sentó fatal, pero pensé que no debía darle importancia, “ ¡venga, se trata de un campeón!”  Así que continuamos charlando animadamente, más cerveza, más cigarros, más cerveza, y la lengua cada vez más suelta…
Termino contándome anécdotas suyas con Angel Nieto, del que era bastante amigo (y sigue siéndolo), de cómo era el paddock en su época, la cercanía que existía entre los pilotos y el buen ambiente que se vivía por entonces en el Circus. Cuanta más cerveza… yo mejor le entendía, y él más hablaba…. Con la cabeza empañada de humo y alcohol, como si fuera una fina neblina, hablamos sobre carreras, o mejor dicho, él hablo de carreras, y de su época, repetía continuamente “nada es como antes” Denotaba muchísima añoranza. La cena fue estupenda, y a última hora todos estábamos bastante animados. Marco termino contando chistes, de los que mi amigo, que llevaba más tiempo en Italia no entendía nada, pero con los que yo me mondaba de la risa. Al despedirnos le hice saber mi alegría por haberlo conocido y le comente que si algún día me tropezaba con A.Nieto le comentaría algunas de las cosillas que hacían los dos por el paddock, que vaya… vaya… vaya…. El me respondía asintiendo entre risas… “si, si, recuérdaselo”.

lunes, 2 de enero de 2012

Lo que sé de los hombrecillos

De Juan José Millas

Lo que sé, es lo mismo que antes de leer el libro, es decir, me he quedado igual. Todos esos hombrecillos que salen por todos lados, de los bolsillos, de una taza, de la tostadora… despiertan en el protagonista los sentimientos  y necesidades que él pensaba que no requería, o que ya creía que había superado. Uno de los hombrecillos es un clon perfecto de él, que le hace despertar, sentir, ansiar, desear lo que no hubiera imaginado. Durante la lectura he creído siempre que ese hombrecillo era su propia conciencia,  que le pedía a gritos “novedades” y “sensaciones” a una vida rutinaria y plana.

Personalmente me gustan más los “Trabubus”; los duendes de colores  que ven los delincuentes cuando comen setas,  también por todas partes, pero estos son muuuucho más divertidos y socarrones.