El mes de febrero, el del amor, el más corto, el mes del carnaval y de la candelaria, es también el mes andaluz, aunque algunos historiadores sitúan el día de Andalucía el 4 de diciembre, fecha de la gran rebelión en todas las calles, la mayor de ellas en la ciudad de Málaga donde hubo una víctima mortal.
En este contexto histórico y mientras renacen nuevas naciones tras el derrumbamiento de los imperios ruso, alemán y austro-húngaro, se produce la moción que el Centro Andaluz de Sevilla envía al Ayuntamiento y a la Diputación Provincial cuyo texto reproduzco en parte a continuación y que aún hoy día tiene mucho sentido.
(…) De modo que el resto de España fuerte será el único gesto de contradicción que se ofrecerá a los Poderes distintos de las nacionalidades de Iberia y esta Andalucía de nuestros favores todos, la nación de historia más gloriosa y eficiente, consumida por la tiranía secular que viniera a infringirle el Poder coaligado de las nacionalidades del Centro y del Norte, seguirá siendo la más explotada; seguirán siendo (Andalucía) la cenicienta de esa familia explotadora que no tuvo bastante en venir a asfixiar su genio heterodoxo con el humo de hogueras y con la presión de martirios implacables, que no se satisfizo con privarla de sus campos de vergeles para convertirlos en eriales, lanzando a sus hijos a emigraciones dolorosas o los encerró en las sucias gañanías, ergástulas miserables levantadas por su espíritu feudalista, desconocido por nosotros, que vino a perdurar en el moderno feudalismo territorial. Sino que llegó a presentar a la nación más bella de la historia y de más hermoso genio que en el mundo fueran, como la creadora de los vicios que su propia degeneración fraguó, ofreciendo el genio nacional andaluz, caricaturizado por una larga tragedia de miseria y dolor, como bufón miserable de España y de Europa. (…)
Sevilla, 29 de noviembre de 1918.
Figura Ibera del Oso de Porcuna |
Una de las principales características por las que se nos reconoce es el “habla”.
Motivos históricos, sociales y políticos han llevado a creer a muchos españoles, entre muchos andaluces, que el andaluz no es un dialecto sino una tosca y aleatoria deformación de la lengua española. Es común, por ejemplo, usar el andaluz en diálogos humorísticos de ciertos personajes varios buscando un efecto cómico. De esta manera, ha existido tradicionalmente una visión negativa del dialecto andaluz por parte de los hablantes de otras variedades lingüísticas de España. De hecho, existen referencias que desprecian, rechazan o condenan al andaluz desde principios del siglo XVI. Desde el siglo XIX la concepción negativa del andaluz se apoyado en creencias erróneas.
A esta idea negativa del andaluz en la conciencia colectiva de los hablantes españoles de otras variedades, se sumaba la existencia de un influyente grupo de andaluces que a lo largo de la historia han rechazado el andaluz, intentando adaptarse voluntariamente a la prestigiosa variedad escolar basada en el lenguaje escrito. Esto puede explicarse debido a que la educación, el prestigio social y la cultura académica, siempre han ido unidas en Andalucía a la lengua española culta, mientras que la forma dialectal andaluza siempre se ha identificado con lo popular e iletrado. Por ello puede decirse que tradicionalmente en Andalucía se ha producido una fuerte diglosia, que siempre ha relegado al andaluz a la oralidad y a registros lingüísticos familiares y cotidianos.
Monologo Manu Sánchez "el habla andaluz"
Sea como fuere, y en cualquier caso, los principales portadores del orgullo andaluz somos nosotros, los andaluces. Los que tenemos que defender, promulgar, divulgar, y valorar Andalucía siempre. En el S. XXI nadie es inferior a nadie, ni superior tampoco, por ello nosotros debemos dejar de sentir esa inferioridad (los que lo sientan y los que no defenderla) con el resto del mundo, en una sociedad donde se defiende la igualdad, yo la defiendo, pero no me interesa ninguna otra que no sea la similitud entre personas.
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