jueves, 28 de julio de 2011

El rebate

Cuando en el Sur se deja  venir una nochecita de calor,  hasta los grillos dejan de cantar. Las calles se llenan de ambiente hasta altas horas de la madrugada, huyendo del sofocante calentamiento de las casas, los vecinos se sientan con su hamaca en las puertas, toda la calle tiene un solo tema de conversación porque cada uno desde su lugar da su opinión, da razones o las quita, es el cotilleo en estado puro.  Para los paseantes que sucumben a las conversaciones se les ofrece el REBATE (el escalón de entrada a la casa)  sobre todo si son niños o jóvenes. Y así en reuniones, de rebate en  rebate, atravesar una de esas calles puede hacerse interminable.
El rebate es también, de los lugares favoritos para comerse la merienda, estas en la calle pero puedes contestar a tu madre cuando te da voces mientras te comes el “hoyo de aceite”, y cuando ya te haces un poco más mayor, el lugar ideal para el cigarrito, y ahora para hablar por el móvil.
Una norma no escrita pero de obligado cumplimiento es que el rebate este siempre como los chorros del oro, te pueden tener en poca consideración si no lo mantienes así. De modo que el entretenimiento preferido de las madres por las mañanas es fregar bien la puerta, y toda la acera.
En una casa un buen rebate es importante para la vida social de toda la familia en general, todos lo usan a lo largo de sus vidas, hay quien tiene rebates “preferidos”, yo a veces visitaba a algunas amigas solo para sentarme en su rebate, porque eran cómodos, y porque el paso de gente en esa calle era muy entretenido. También existen los  rebates públicos, (la puerta de un banco, o tienda) que por su forma era genial para la reunión, incluso de la pandilla. Se convertía a veces en el punto de reunión, lo que ahora sería el Meeting Point.

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