Desperezándome estoy todavía, llevo más de dos meses sin moverme de casa, nula la vida social en estos meses, como la vida social del oso en invierno vamos, que se atrincheran y se mueven menos que el timbre de la cueva. Todo contribuye un poco, el frio, las pocas horas de luz, la lluvia, el trabajo en el campo que me deja destrozada, la gran actividad en la empresa que me mantiene ocupada. Y la falta de Sol…… que parece que no, umm pero que es muy importante. Ha sido tiempo de “maquinar”, de pensar, de enroscarme en la estufa y leer hasta dormirme, de descansar. Pero la osa está empezando a despertar del letargo, ya tengo ganas de meter las manos en la miel, de bañarme en el rio, de pescar, de oler la hierba.
El Veteta, a primera hora de la mañana
La primera salida fue a Sierra Nevada…. Como huele la montaña…. ffff! no hay nada parecido, dos días esplendidos, y he subido más alto que nunca esta vez, he disfrutado tanto, tanto, he notado mucho más esfuerzo que otras veces, nunca me había quedado exhausta después de hacer un par de bajadas, sin parar de subir remontes una y otra vez, hasta el último minuto y uuuuuuaaauuu el paisaje es espectacular, te deja sin respiración y no solo por la altura, unas vistas inolvidables con el Mar al fondo, el aire frio de la montaña me ha despertado definitivamente del invierno. Me ha abierto los pulmones, los ojos, los poros, me ha cargado las pilas, pocas veces se “siente” la montaña viva, o quizás yo era la que estaba despertando. Podía escuchar como latía, cada árbol y hasta la pista por la que pasaba. Más que nada porque también he pegado la oreja al suelo más de una vez bajando, pero aun así mmmm que satisfacción. Una sensación continua de estar agradecida por este chapuzón de vida.
eres una maquina, haber si un día de estos nos das unas clases de esqui.besos todoterreno!!
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